Se ha hecho popular la
expresión de que los humanos somos una «colonia de bacterias». Recuerdo cuatro datos que no dejan de
impresionar:
- En el cuerpo tenemos unos 30 000 millones de células, pero más de 100 000 millones de microbios. ¡Es decir, que nos superan de largo! Aunque chiquitos, nos llevan ventaja.
- En nuestro intestino tenemos al menos 1000 tipos diferentes de bacterias y otros organismos (hongos, protozoos, arqueas, incluso virus). Cada especie tiene su ADN diferente, y cada una desarrolla su actividad. Nuestra vida no sería lo mismo sin ellas.
- No sólo hay microbiota en el intestino: tenemos colonias de microbios en la boca, en la nariz, en la vagina y el tracto urinario, en la piel y hasta en la conjuntiva del ojo. ¡Están por todas partes!
- Aunque esa población de bacterias y otros bichitos es impresionante, numerosa y variada, en el conjunto del cuerpo pesa alrededor de 1 kg.
Panorámica de nuestra microbiota intestinal: ¡una selva de lo más variopinta!
La vida, nos dicen los
científicos, ha evolucionado a base de cooperación. Organismos muy simples se
han asociado para formar otros más complejos. Así es como surgen las complejas
células de los animales y las plantas. Cada vez parece más claro que sin las bacterias, los organismos grandes como los humanos jamás hubieran podido existir.
Durante mucho tiempo hemos asociado la palabra bacteria a microbio dañino que
provoca enfermedades, pero la verdad es que la mayoría de bacterias no nos
hacen daño, y muchas son beneficiosas para nosotros. Sólo unas pocas son
patógenas para el ser humano.
Como la microbioma
intestinal tiene mucha relevancia para la digestión, en mi blog he dedicado
varias entradas que quiero reseñar aquí, sobre este tema:
¿Qué
son los probióticos? ¿Y los pre-bióticos? ¿Cuáles necesitamos, y cómo
tomarlos?
Una
bacteria para cada cosa: para qué nos pueden ayudar los diferentes tipos de
probióticos que podemos encontrar en el mercado.
A la
rica fibra: cómo llevar una dieta natural y rica con la suficiente fibra
sin necesidad de laxantes y ayudas extra.
¿Qué
hace la fibra en el colon? Descubramos la maravillosa farmacia que nuestras
bacterias gestionan en el colon, y qué sustancias producen que contribuyen a
nuestra salud.
¿Cómo elegir un buen
probiótico? Desde Tener
Salud nos aconsejan, y aquí resumo los cuatro puntos a tener en cuenta, ya
que muchos suplementos que se venden son prácticamente ineficaces, y a menudo
caros. ¡Dinero tirado! A la hora de comprar un probiótico, antes pide consejo
médico o del farmacéutico, pero como a veces los consejos están un poco
sesgados por intereses varios, podéis comentar con ellos estos criterios:
- Que haya variedad de cepas bacterianas, no una o dos, sino al menos cuatro o cinco diferentes.
- Que la cantidad de unidades sea superior a los 10 000 millones, mejor si pasa de 20 000 millones.
- Que la cápsula sea de asimilación retardada, es decir, que se pueda abrir en el intestino, no en el estómago (con lo cual se destruirían las bacterias antes de tiempo).
- Mejor en polvo a disolver en agua tibia (si no, en cápsulas).
- Acompañados de algún oligosacárido (fibra) para facilitar su asimilación.
Y mejor tomados en
ayunas, con agua, a primera hora de la mañana. Dejad pasar al menos media hora
antes de comer nada más, así irán directos al intestino y harán su función.
¿Cuáles tomo yo? He
tomado varios, y los que mejor me han ido son los que me recetó el último
médico al que fui para una revisión a fondo. No tengo ningún interés comercial
ni me van a dar comisiones por mencionarlos, pero aquí los pongo por si os
puede ser de interés. Ambos cumplen los puntos principales: suficiente variedad
y cantidad de bacterias, protección frente a los ácidos estomacales y presencia
de oligosacáridos para ayudar a su asimilación.
·
Probiotic
Caps Forte de 100 % Natural.
·
Nuticeps de Nutilab.
Finalmente, mi consejillo. Comed bien, bebed suficiente agua y tomad mucha fibra natural, es
decir, montones de buenos alimentos vegetales (los que os sienten bien). Pensad
que fibra no es necesariamente comida áspera, dura y leñosa. La pectina es una
fibra estupenda y de textura gelatinosa, presente en frutas como la manzana y
el membrillo. Los almidones naturales (patata, arroz, avena) también contienen
fibras suaves que facilitan el proceso digestivo. Por otro lado, tenemos los fermentados naturales (yogur, kéfir, chukrut y otros). Buscad los que os gusten y os sienten bien de verdad, y a por ellos. Son la mejor forma de tomar probióticos.
Si nuestra microbiota intestinal
recibe el alimento adecuado se irá equilibrando por sí misma, aparte de la
ayuda extra que le podamos dar tomando suplementos. ¡Mantengamos felices a nuestros queridos microbios! Y ellos también contribuirán a nuestro bienestar.