viernes, 9 de febrero de 2018

Teresa, el tesoro de la energía



Conocí a Teresa por recomendación de un amigo. Teresa trabaja en un centro de terapias basadas en la medicina coreana y china. Ella practica un tipo de masaje, el Bok Bu, que se ejerce sobre el abdomen y está encaminado a sanar y dinamizar el sistema digestivo.

Teresa me ha abierto una ventana a otro tipo de medicina y a la sabiduría oriental en el cuidado del cuerpo. La medicina occidental moderna, enfocada en lo biológico y lo químico, se ha centrado en el cuerpo material, tratándolo como un mecanismo de piezas que, cuando se estropean, hay que reparar o sustituir.  Pero ¿qué sucede cuando una persona se hace análisis y pruebas, todo está correcto y sigue encontrándose mal? La causa de su dolencia puede ser emocional, pero no siempre. El problema puede encontrarse en el nivel energético, y ahí es donde la medicina oriental tiene mucho a decir.

He aprendido que el cuerpo es más que un precioso armazón de huesos, músculos, sangre y tejidos. Es más que un sistema de órganos coordinados, más que una colonia de bacterias o una arquitectura de células. Materia y energía son las dos caras de la realidad física: nuestro cuerpo es también un entramado de canales energéticos, un auténtico imán, como el planeta tierra, con sus polos y sus vórtices. Un desequilibrio energético puede provocar que la parte corporal enferme. Y la energía está íntimamente vinculada a la mente y al medio que nos rodea. Lo que pensamos y sentimos altera el flujo energético y, a la larga, nuestro metabolismo. Igual ocurre con las energías y radiaciones que fluctúan a nuestro alrededor.

Las terapias orientales, como la acupuntura, la moxibustión o los masajes, tienen como finalidad estimular ciertos puntos del cuerpo para liberar los bloqueos, congestiones o carencias, y permitir que la energía vital fluya por todo el organismo.

Una sesión con Teresa es una experiencia que involucra cuerpo y mente. No hay día que no acuda a ella y que no salga con un bienestar increíble y un propósito renovado de cuidar mi salud y aprender a ser feliz. Incluso las veces que he ido con ciertas molestias abdominales, ella ha sabido disolverlas todas. Sus manos masajean sabiamente y remueven las entrañas y los órganos, recolocándolos en su lugar. Es una terapia que aconsejo a cualquier persona que sufra problemas digestivos, sea cual sea su origen y su tipología.

La energía es importante y Teresa me ha hecho consciente de ello: la energía es un tesoro que no poseemos de forma ilimitada, también se agota, también lo hemos de cuidar. Nuestro cuerpo tiene una reserva vital, como una especie de batería, que debemos aprender a administrar. Cuando por circunstancias varias ―enfermedades, estrés, operaciones o accidentes― perdemos una gran cantidad de energía, conviene reponerla. Esto se logra con descanso, alimentos energéticos preparados de una cierta manera y terapias reforzantes, como los masajes, la aplicación de calor con moxa o la acupuntura.

En cuanto al ejercicio, ¡alerta! Muchos deportes no hacen más que desgastar esa reserva de energía y, a largo plazo, merman nuestra salud. Las disciplinas orientales como el yoga, el taichí o el chi-kung son modalidades de gimnasia que no sólo mejoran el tono y la elasticidad del cuerpo, sino que ayudan a recuperar la energía mediante las posturas, la respiración y los movimientos armónicos y suaves.

Teresa es una mujer de corazón grande, sonrisa luminosa y mirada profunda. A menudo recuerdo sus consejos. Sencillos y sabios, están llenos de ternura y desvelo: date un gusto. Necesitas alegría. Toma el sol. Disfruta. Afloja. Respira. Sé feliz.

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