jueves, 1 de septiembre de 2016

¿Por qué estás leyendo esto?

En este blog aúno dos de mis grandes pasiones: la salud y la literatura. ¿Letras y salud? ¿Qué tienen que ver?

Si eres una persona que ha estado enferma de cuerpo y herida de alma, la literatura es una gran medicina. Leer consuela... ¡Escribir es sanador! Y cuando dejas de ser una paciente pasiva y empiezas a tomar las riendas de tu vida descubres que hay un mundo por explorar y que la salud humana es un campo donde florecen muchas ciencias y hallazgos impresionantes.

Hace tiempo comencé a escribir unas notas destinadas a una doctora amiga para resumirle la epopeya de mi salud digestiva, desde la niñez hasta la actualidad. Esas notas se alargaron. Le tomé gusto a la «historia de mi barriga» y finalmente de allí salió un libro que pronto verá la luz: Digerir la vida. Este blog quiere ir un poco más allá. En un libro lo escrito, escrito está. Un blog es un diario abierto y en evolución que crece cada día y permite que los lectores también formen parte de él. En este blog compartiré, además de mis experiencias, todos los conocimientos que he ido adquiriendo en un largo camino en busca del bienestar digestivo. ¡Y que no ha terminado! Espero con ello ayudar a otras personas que también sufran problemas digestivos.

Quizás como tú, lector, he pasado décadas de mi vida sufriendo molestias digestivas, algunas leves y otras más graves, hasta llegar a las puertas del quirófano. El ardor de estómago, el vientre inflado, los episodios de cólicos alternados con estreñimiento y las indigestiones se llegaron a convertir en el pan de cada día. Llegó un momento en que decidí tres cosas.

Una: no resignarme.

Dos: conocerme mejor y entender qué ocurre en mi barriga, y por qué.

Y tres: atreverme a cambiar lo que fuera necesario para vivir en paz con mi vientre y disfrutar de la vida. Porque convendrás conmigo que las malas digestiones crónicas no sólo te hacen daño y minan tu salud: pueden arruinar la felicidad a cualquiera.  

Te invito a iniciar este viaje conmigo. Atrévete a creer. Hacer buenas digestiones es posible… también para ti.