Hoy me centraré más en cómo
la buena salud digestiva puede afectar a la salud cerebral y cómo una buena
flora intestinal puede mejorar ciertas enfermedades neurológicas o psiquiátricas.
El tema es apasionante y ya hace bastantes años que se está investigando. ¿Puede
ser que la toma de probióticos adecuados mejores enfermedades como el
Parkinson, el Alzheimer, la esquizofrenia o la epilepsia? Se han hecho algunos estudios
con pacientes humanos y los resultados parecen prometedores.
Una triple conexión
Según los expertos, la conexión cerebro-intestino se da por tres vías. Intentaré explicarlo de manera fácil y amena, apta para los que no estamos familiarizados con la jerga científica.
Estos tres caminos o vías
de conexión cerebro-intestino son:
1.
El nervio vago. Este nervio es el responsable de activar todo el sistema digestivo. Digerir
la comida, como respirar, o sudar, es algo que nuestro cuerpo hace por sí
mismo, sin que tengamos que darle órdenes. No depende de nuestra voluntad,
pero, al igual que otros procesos del cuerpo, está regulado por el cerebro.
2.
La circulación. A través de la sangre se comunican todos los órganos del cuerpo. Los
neurotransmisores, las hormonas y los ácidos grasos que produce el intestino
llegan al cerebro, y al revés: los neurotransmisores y las hormonas que produce
el cerebro alcanzan el intestino.
3.
El sistema inmune, o las defensas de nuestro organismo. La salud
intestinal afecta al sistema inmune. Las bacterias del intestino reaccionan
ante ciertas sustancias, produciendo lo que se llaman citoquinas inflamatorias.
Estas citoquinas pueden alcanzar el cerebro y alterar la función neuronal. Pero
las bacterias intestinales también pueden producir citoquinas
antiinflamatorias, que ayudan a la renovación de las neuronas cerebrales.
En resumen, vemos que la salud intestinal puede afectar
al cerebro. Pero también la salud cerebral puede afectar al intestino,
produciendo ciertas hormonas que alteran su funcionamiento.
Hoy nos centraremos en el camino 2: la circulación.
Vamos a ver brevemente qué sustancias circulan por nuestra sangre y pueden mejorar
o empeorar nuestra salud intestinal y cerebral.
Hay dos tipos de sustancias que nos interesan aquí:
las hormonas y los ácidos grasos de cadena corta.
Hormonas felices
Las bacterias intestinales
producen sustancias que pueden llegar al cerebro, como el triptófano. Este regula
la producción de serotonina, la hormona que regula el humor ―se la llama la
hormona de la felicidad―.
La microbiota intestinal sana
también promueve la producción de dopamina, otra hormona que
regula los movimientos del cuerpo y las emociones. Su deficiencia es típica en
la enfermedad de Parkinson.
Otra hormona influida por
el intestino es la llamada GABA: la hormona de la serenidad y la calma, regula
las emociones y la ansiedad. Una buena flora intestinal segrega sustancias que
son precursoras de esta hormona.
En conclusión, podemos
decir que mantener nuestra flora intestinal sana nos va a dar más tranquilidad,
claridad mental, calma y alegría. ¡Los estudios científicos lo
están comprobando!
Ácidos beneficiosos
No son los que comemos,
sino los que producen nuestras bacterias intestinales a partir de ¡la fibra!
Por eso es tan importante tomar muchos alimentos ricos en fibra. Nosotros no la
digerimos, pero nuestras bacterias sí, y a partir de su digestión segregan estos
maravillosos ácidos grasos de cadena corta que, en su justa medida, son medicinas
para nuestro cuerpo. Veámoslos.
Se llaman propionato, butirato y acetato. Forman
partículas diminutas que corren por la sangre y pueden llegar al cerebro,
atravesando la barrera de protección (hematoencefálica). Allí, estos ácidos
regulan los niveles de GABA, de glutamina y otras sustancias importantes para
mantener una buena salud cerebral. Además, el propionato contribuye a regular
la presión arterial. El butirato alimenta
y regenera las células del colon, reduciendo la inflamación, por lo que algunos
médicos están estudiando su uso para prevenir o tratar el cáncer de colon.
Unos poquitos consejos
Para finalizar, ¿qué
hacer para que esta vía cerebro-intestino esté bien despejada y con una
circulación óptima?
Además de seguir los
consejos que di en la otra entrada, si queréis producir buenas hormonas y
buenos ácidos grasos, protectores de vuestra salud mental y emocional, un mimo
para el cerebro, lo mejor que podéis hacer es...
1.
Tomar mucha fibra:
verduras, frutas, legumbres y cereales integrales. Buscad los que os sienten
mejor, bien cocinados si conviene, y tomadlos a gusto y en cantidad.
2.
Cuidar la
salud de la flora intestinal. Si tenéis disbiosis, buscad un buen probiótico
con consejo médico.
3.
Evitad todo
lo que irrite el intestino: fármacos, antibióticos, lácteos, azúcares, alcohol
y harinas blancas. La carne también es inflamatoria por un motivo: todos los
animales de granja reciben gran cantidad de antibióticos en su crianza. Estos
pasan a su sangre, a su carne y a su grasa, y nosotros nos lo tragamos tan
felizmente. De modo que, si sois carnívoros, ¡cuanta más moderación, mejor!
En la próxima entrada,
hablaremos del nervio vago.