martes, 3 de enero de 2017

Comida energética

Seguro que habéis oído hablar de la alimentación energética. Y para muchos ya serán familiares ciertos conceptos de la medicina oriental: yin y yang, alimentos fríos, calientes, secos, húmedos... La medicina china utiliza nombres un poco exóticos que pueden sonarnos a cuento chino. Oímos eso de alimentos yin y yang, o nutrición energética, y nos preguntamos si es científico o es puro mito. Escépticos no faltan.

Pero tras el lenguaje se oculta una realidad comprobada día a día, tras siglos de práctica médica, observación y una buena dosis de sentido común. Hay una base real y científica en la alimentación energética, tal como la proponen las medicinas orientales.

Es de lógica entender que cada alimento produce una reacción en el cuerpo: no sólo por sus componentes químicos, sino por la energía que nos aporta, por su estado de conservación o maduración y por la manera en que está cocinado o procesado. Está claro que no es lo mismo un tomate recién cogido del huerto en verano que un tomate comprado en una caja precintada con plástico en pleno invierno, después de pasar semanas en una cámara; no es igual una manzana verde fresca que una compota de reinetas maduras; no tendrá el mismo efecto en nuestro cuerpo un carpaccio de buey crudo que un caldo de carne muy cocida; ni nos sentará igual una ensalada recién hecha que una ensaladilla congelada y precocinada.

Para todas las medicinas tradicionales (también en Occidente), la alimentación es la base de la salud, y los fármacos o suplementos solo son un aporte extra cuando es necesario. Por tanto, el alimento tiene cualidades terapéuticas. Como medicina, el alimento no puede ser igual para todo el mundo: según su estado o enfermedad, unas personas necesitarán ciertos alimentos preparados de una manera, y otras personas necesitarán quizás lo contrario.

Resumiendo mucho, los alimentos según la medicina china pueden ser yin o yang. La energía yin es de frío y contracción, la yang es de calor y expansión. Lo ideal es que en la comida haya un equilibrio, pero si la persona está desequilibrada, tendrá que contrarrestar tomando más alimentos del polo contrario.

Los alimentos yin aportan frescor, descargan el metabolismo y alivian las congestiones, y químicamente son alcalinos. Son las verduras, las frutas, las semillas, la miel y la sal. Todo alimento crudo también tiende a ser yin. Estos son ideales para personas con sobrepeso, hipertensión, hígado cargado, mucho colesterol y calor o congestión excesiva en el cuerpo.

Los alimentos yang son «calientes», dan mucha energía y químicamente son ácidos. Son los cereales, las legumbres y los productos animales (carnes, pescados, huevos), el azúcar, las bebidas dulces y alcohólicas. La comida cocinada tiende a ser yang. Estos alimentos pueden ser indicados para personas con debilidad, falta de energía y nutrientes densos, hipotensión, anemia y mujeres embarazadas o lactantes.

No vale una única dieta estándar para todos, y creo que esto es bastante lógico, también. A mí me costó un poco entenderlo hasta que decidí dejar los crudos, por consejo de una doctora amiga. ¡Fue todo un cambio, después de décadas comiendo ensaladas a diario! Pero el cambio ha sido para bien. Mi cuerpo estaba excesivamente frío por la verdura cruda que tomaba, por un lado, y excesivamente ácido por la cantidad de cereal (pan), azúcar y lácteos que ingería a diario. Entre el frío y la acidez se crearon las condiciones idóneas para estropear mi sistema digestivo. ¿No os parece increíble que tomando enormes bols de ensalada rociados en aceite fuera estreñida? Pues así era. A la que empecé a tomar verduras cocidas, caldos calentitos y puré, mis intestinos comenzaron a soltarse y las enormes acumulaciones de gas que tenía disminuyeron mucho.

Un buen consejo: leed, preguntad a algún terapeuta o informaos sobre la alimentación energética y los principios de la medicina china en cuanto a combinar alimentos. ¡Puede marcar un cambio en vuestras digestiones! En otra entrada ampliaré el tema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario