Pues sí, hay que jugar un poco. Tómatelo con
humor... ¡y con paciencia! Si tienes un problema con tus digestiones y los
médicos no saben qué tienes o no encuentran remedio fácil, más vale que tomes las riendas y decidas
investigar un poco.
¿Por qué tengo malas digestiones? ¿Dónde se
esconde el «asesino escondido»?
Bueno, lo primero que hace un buen detective
es examinar con suma atención el lugar del crimen. ¿Dónde te duele? ¿Es el
estómago? ¿El intestino?
Luego, busca pistas. Explora y define los
síntomas: ¿ardor?, ¿reflujo?, ¿gases?, ¿náuseas?, ¿sensación de plenitud al
cabo de unas horas de comer?, ¿hinchazón en el bajo vientre?, ¿dolores y
retortijones de tripa?, ¿dolor al evacuar?, ¿estreñimiento?, ¿diarrea? ¿Varios
síntomas juntos o alternados? ¿Todo a la vez?
Define el escenario. Vamos a ir por partes. De
arriba abajo recorreremos los siguientes lugares: boca, esófago, estómago,
intestino delgado e intestino grueso. Con las salas de laboratorio anexas
―importantísimas―: hígado, bazo, páncreas.
¿Dónde está el problema? O ¿dónde lo sientes?
Anota. Y después tendrás que darle un poco de sentido a ese montón de síntomas
que te amargan la vida. Te darás cuenta, como buen detective, de que todo está
relacionado...
¡Ahora toca investigar! Necesitas conocer cómo
es tu cuerpo y cómo funciona. Mi propuesta hoy es: hazte un experto en sistema
digestivo. Explora tu terreno. Es un tema apasionante, ya lo verás.
Mira la sección de libros de mi página,
encontrarás más de uno que te ayudarán en este viaje de descubrimiento. Por ejemplo, Inteligencia Digestiva de Irina Matveikova o La digestión es la cuestión, de Giulia Enders. Si dominas el inglés, Digestive Tune-Up del Dr. McDougall es una excelente y amena introducción para saber cómo funciona tu sistema digestivo, tramo a tramo, y qué puedes comer para mejorar tus digestiones. Por
supuesto, en Internet encontrarás toda la información, imágenes y vídeos que quieras.
En la próxima entrada ¡comenzaremos el juego!
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