Este principio forma parte de la alimentación
energética que se cultiva en las medicinas orientales, sumándole los
conocimientos que la física y la química moderna han aportado a la ciencia
nutricional.
¿De qué se trata? De comer un 80 % de
alimentos alcalinos y un 20 % de alimentos ácidos. Pero ¿qué es ácido y qué es
alcalino? Bueno, esto es una pequeña lección de química.
Una sustancia ácida es la que tiene mucha
capacidad para absorber hidrógeno, que es el elemento más simple que existe, en
química. Una sustancia alcalina tiene menos capacidad para absorber hidrógeno.
El potencial de absorción de hidrógeno es el famoso “ph”. La escala de ph se
mide de 0 a 14. De 7 a 0 se considera que una sustancia es ácida. Más de 7, es
alcalina. Nuestro cuerpo tiene un ph de 7,4, es decir, más o menos neutro.
Algunas partes del cuerpo son más ácidas, como el estómago, cuyo ph es de 3,5.
Otras son más alcalinas. La sangre debe mantenerse en un ph de 7,4. Si cambia
este ph nos morimos. Por eso el cuerpo tiene que hacer un esfuerzo constante
por mantener el equilibrio químico, de lo contrario enfermaríamos. Este
esfuerzo se minimiza si comemos lo adecuado.
¿Cómo se traduce esto a la práctica?
Estos son los criterios para ayudar a nuestro
cuerpo a estar sano y con un ph equilibrado.
- Toma un 80 % de alimentos alcalinos: verduras, frutas, miso, miel, sal, semillas.
- Toma hasta un 20 % de alimentos ácidos: cereales, productos animales (carne, pescado, huevos), azúcar, bebidas y alcohol.
- Come despacio, con calma, masticando y ensalivando bien.
- Come con frugalidad. Levántate de la mesa con la impresión de que te apetecería comer algo más. No atiborrarse es un respiro para tu sistema digestivo y tu energía.
- De tanto en tanto practica el ayuno. Puede ser un día a la semana o un fin de semana al mes. Durante ese día, bebe sólo agua, jugos naturales de fruta o caldos vegetales recién hechos. También hay semiayunos de fruta: tomar solo un tipo de fruta (del tiempo) durante todo el día. El ayuno permite un lavado y reciclaje total del sistema digestivo y el organismo. Al no gastar energía en la digestión, lejos de sentirte cansado te vas a sentir muy vivaz y despierto, lleno de energía.
- Toma alimentos frescos, crudos y algunos fermentados naturales (yogur, kéfir, chukrut, tofu y otras verduras fermentadas). Los fermentados con moderación.
- Los alimentos crudos tienen mucha energía y son los únicos que poseen las enzimas que necesitamos. Si los digieres bien, toma al menos una buena ensalada a diario, y algunas frutas en ayunas y fuera de las comidas.
El menú ideal
Esto es un ejemplo de comida ideal, tomado de
la comida china. Puedes adoptar las variantes que quieras. Coge tu bandeja y pon en ella tu
menú:
- 1 bol de arroz. Mejor integral y ecológico. Puedes sustituir el arroz por otro grano o por féculas (patata, boniato, yuca, quinoa, trigo sarraceno).
- 1 bol de hortalizas (zanahoria, calabaza, calabacín, remolacha, judía verde, espárragos, pimiento, cebolla, tomate, col, brócoli...)
- 1 bol de hojas verdes y/o de colores (lechuga, acelga, espinaca, berza, escarola...).
- ½ bol de proteína (legumbre, carne o pescado).
- ¼ bol de semillas (pipas de girasol, calabaza, sésamo, lino, almendra, chía...) o salsa natural.
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