martes, 24 de enero de 2017

Paso a paso: la boca

Vamos a examinar los lugares de nuestro cuerpo donde se producen síntomas de malestar digestivo. Empecemos por el primero. No, no vamos directos a la barriga... El primer escenario del crimen es ¡la boca!

El escenario ideal es una boca limpia, sana, sin mal olor, con los dientes fuertes y enteros, las encías y la lengua rosadas, sin llagas y con una saliva abundante, transparente y fluida. Por desgracia, muchas bocas no presentan este panorama.

¿Cómo está tu boca? ¿Tus dientes? ¿Tu lengua? ¿Tu saliva? ¿A qué huele tu aliento?

Por la boca entra todo. Además del estado de la cavidad bucal, aquí nos importan mucho tres cosas: qué entra, cómo entra y cómo sale hacia el estómago.

Lo primero es vigilar si estamos comiendo lo adecuado, y si la comida está en buen estado, bien cocinada o preparada. Comer conscientes nos ayudará a saber si eso que nos llevamos a la boca nos sentará bien o no. Todo empieza ahí, y se trata de una decisión personal y una cuestión de voluntad. ¿Elijo bien lo que voy a comer? Si es sano y de calidad, ¿está bien hecho? Si es crudo, ¿podré digerirlo bien?

Luego llega algo que casi siempre se nos pasa por alto. Vamos siempre tan aprisa que no comemos, devoramos. Engullimos y tragamos casi sin masticar y ensalivando muy poco. ¿Para qué tenemos ese perfecto aliño, la saliva? ¿Para qué nos sirve esa magnífica cubertería que son los dientes y esas batidoras que son las muelas? Cada bocado que sale de la garganta hacia el estómago debería ser una cremita bien homogénea, y no un grumo irregular a medio mascar. La digestión empieza en la boca. La saliva digiere los azúcares y prepara al estómago para que segregue jugos. Si no damos tiempo a las glándulas salivares a que hagan su trabajo, el estómago tendrá el doble de faena.

Además, masticar y ensalivar bien proporciona placer. Te hará saborear mucho mejor la comida y apreciar todos los matices y aromas del alimento. Quienes han logrado comer conscientemente, masticando cada bocado con calma unas veinte o treinta veces dicen que la experiencia es imborrable y vale la pena. ¡Para algunos se convierte en una especie de deliciosa meditación!

¿Tienes problemas dentales? ¿Te duelen o sangran las encías? Quizás tengas que empezar por aquí. ¿Puedes masticar adecuadamente la comida? ¿Evitas ciertos alimentos para no tener que masticar duro? Plantéate una visita al dentista.

Si quieres empezar a digerir bien, empieza por la boca. Mastica al menos veinte veces, mejor treinta, y ensaliva. Come con calma, sin hablar mucho ―se traga aire y esto complica las cosas―. Come consciente. Disfruta. Puede que solo esto ya mejore notablemente tus digestiones. ¡Empieza ya! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario