Descanso no quiere decir solo dormir o
tumbarse a la bartola sin hacer nada... aunque sí, también quiere decir eso.
Hay muchos tipos de descanso, incluso actividades que nos descansan, aunque
parezca una paradoja.
Descanso es todo aquello que nos permite
relajarnos, dejar nuestro cuerpo en un estado de calma y permitir que los
procesos vitales sigan su curso: digestión y asimilación de nutrientes,
oxigenación, reparación de tejidos, regeneración, crecimiento... Los niños
crecen cuando duermen. Los adultos nos reparamos durmiendo. Nuestro cerebro se
ordena y fija las ideas y la memoria en las horas de sueño. Somos como un coche
o un barco: para arreglarlo y ponerlo apunto tiene que estar parado, en un
taller o en dique seco.
Para hacer buenas digestiones, como para tener
salud en general, necesitamos el descanso suficiente. Y esto significa:
A.
Horas de sueño. Cada cual tiene su tope ideal,
pero por lo general dormimos menos de lo que deberíamos. Entre seis y ocho
horas está bien, aunque hay personas que con cinco ya tienen bastante y otras
necesitan nueve o diez para sentirse bien. La señal de que has dormido lo
suficiente es esta: te levantas con buen pie, con ánimo y energía. Y durante el
día te mantienes despierto sin necesidad de cafés o estimulantes. Si no es así,
te falta sueño.
B.
Busca cada día un tiempo para relajarte y respirar hondo, aunque solo
sean cinco minutos. Unas cuantas respiraciones profundas pueden hacer
maravillas en tu cuerpo y en tu psique.
C.
Duerme la siesta, si puedes. Es genial para facilitar una buena digestión.
Pero atención: no una laaaarga siesta de dos horas. Con veinte minutos basta,
según los expertos es el tiempo ideal para reponer energías y no aletargarte
aún más. Si no puedes ir a la cama, duérmela en un sofá o sillón,
semi-recostado en la postura que te sea más confortable.
D.
Cada día intenta darte un descanso mental: distrayéndote con
alguna actividad creativa o divertida que te sea gratificante. Jugar con tus
hijos, bailar con tu música preferida, pasear, charlar con los amigos, ir a
correr, pintar, escribir, tocar la guitarra. ¡Tú sabrás! Hazte ese regalo.
Personalmente te
diré que sigo estos cuatro consejos desde hace años, y me va de perlas. El día
que fallo en alguno de ellos no me encuentro tan bien... incluso no digiero tan
bien la comida, ¡puedes creerlo! Los dos indispensables son, para mí, dormir
bien por la noche y la siesta. Buscar tiempo para respirar, relajarme y
dedicarme a mis hobbies ha sido una conquista, pero te aseguro que ha valido la
pena. Te animo a emprender tu lucha por un descanso reparador. Si no descansas bien, no harás buenas digestiones.
Y aunque te parezca que digieres
piedras, tu cuerpo no asimilará bien la comida que tomas y no te aprovechará.
Ya lo sabes, ¡descansa!
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