sábado, 5 de noviembre de 2016

Digerir la vida

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La medicina tradicional de todas las culturas del mundo siempre ha unido el cuerpo y el alma, la biología y la psique. La moderna medicina occidental parece que olvidó un poco esta doble dimensión del ser humano, entusiasmada con los hallazgos de la química, la biología y la anatomía. Pero en las últimas décadas los médicos ya admiten que buena parte de las enfermedades tienen un componente o incluso un origen psicosomático. En palabras llanas: lo que se cuece en el corazón se refleja en el cuerpo.
A todos nos resulta familiar. Un gran disgusto lleva a un infarto de miocardio. Un desamor puede hundir tu sistema inmune. Una preocupación te anuda el estómago y el miedo te provoca diarrea.
En estos años en que he iniciado mi camino para mejorar mis digestiones he podido comprobar que el cuerpo es un fiel amigo, sabio y paciente, que avisa cuando algo no va bien en tu vida. Como afirma la doctora Lissa Rankin, autora de Mente sobre medicina, el cuerpo primero susurra, luego avisa y finalmente, si no le haces caso, grita. Ese grito es la enfermedad, o el ataque, o el dolor.
¿Qué nos dice una tripa enfadada? ¿De qué nos está avisando un estómago en llamas? ¿De qué se queja un vientre hinchado y dolorido? A veces protesta por algo tan simple como lo que le has echado adentro. ¿Qué clase de comida te has metido entre el pecho y la espalda? ¿Han sido buenos alimentos o ha sido «basura»? ¿Te has pasado con la cantidad? ¿Le has regalado una dosis de droga o veneno irritante?
Pero nuestro sistema digestivo no es un motor aislado del resto del cuerpo. Muchos científicos y autores nos han puesto al día: hay una íntima conexión entre cerebro e intestino, entre mente y vientre, entre pensamiento y digestión. Hay veces en que nuestra tripa nos está avisando de que hay algo en nuestra vida que necesita ajustes. Puede ser un tema personal, laboral, emocional, de relaciones… Puede ser la actitud con que encaramos nuestras circunstancias vitales.
De ahí este título. He aprendido que el camino en busca de una digestión perfecta es algo más que explorar en la anatomía humana y en las ciencias biológicas y nutricionales. Es también un largo aprendizaje para aprender a digerir la vida.

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