martes, 22 de noviembre de 2016

No eres un caso perdido

Es posible que hayas llegado a este blog buscando remedios para hacer una buena digestión. Es posible que lleves años, quizás décadas, lidiando con dolores de estómago, gases, estreñimiento… o problemas peores. A mí me sucedía igual.

También es posible que estés harto de ir al médico y hacerte infinidad de análisis y pruebas solo para que el especialista te diga: No tienes nada grave. Todo son nervios. O: ha sido algo pasajero. Estrés, o una pequeña infección, o…

¿Te has sentido impotente, diciéndote a ti mismo que eres un misterio sin resolver y que no entiendes qué pasa dentro de ti? ¿Te has sentido estúpido cuando los médicos insisten en que no tienes nada malo, pero sigues encontrándote mal?

Tu cuerpo no te engaña. Algo pasa. Tanto si es de origen psíquico como orgánico, algo te sucede. No son imaginaciones tuyas.

Mi mensaje de hoy es… ¡No te rindas! No te dejes por un caso perdido. No te conformes con lo que te diga uno, dos o media docena de médicos. Si tienes la tripa alterada, hay algo que provoca tu malestar.

Llegó el momento de tomar las riendas. Lee libros. Investiga por Internet. Busca médicos o terapeutas que puedan ayudarte y arrojar luz sobre tus problemas. Escucha tu cuerpo. Estudia, aprende, forma tu criterio y ábrete a nuevas terapias o remedios naturales.

¿Crees que los médicos lo saben todo? No. No lo saben todo. Los estudios de medicina no abarcan a fondo toda la complejidad de la biología humana. Por ejemplo, se estudia poquísima nutrición. Los médicos memorizan largas listas de fármacos y sus aplicaciones, pero saben poco de dietética, a menos que les interese el tema y se formen por su cuenta. Por otra parte, los médicos están presionados. Se les gratifica para que receten ciertos fármacos o tratamientos. O se les obliga a seguir un protocolo. ¿Quién decide qué fármacos promocionar y qué protocolos seguir? Son comités formados por diversas personas. Algunas quizás no tienen ni idea de medicina, pero tienen poder decisorio. Saben de negocios y de política, y quieren que la sanidad sea rentable. Les preocupa el ahorro o el lucro pero no tu salud. Como paciente, tienes derecho a estar bien informado por tus médicos. Pregunta, pide explicaciones de por qué te recetan algo y qué riesgos o efectos secundarios tiene el medicamento, la terapia o la cirugía que te prescriben. Si no te convence, pide alternativas. Puedes negarte a seguir alguna terapia que no consideres adecuada, siempre bajo tu responsabilidad. Pide también copias de tu historial médico, tienes todo el derecho a conservarlo. Y busca siempre una segunda opinión médica, o una tercera.

Finalmente, los médicos no están en tu piel. No sienten cómo te sientes. No pueden adivinar. Los análisis y las pruebas dan unos datos, pero no muestran el mapa completo de tu cuerpo y de tu realidad.

De manera que no te conformes con una opinión o con un tratamiento que no te funciona. Sigue buscando. ¡Tú lo mereces!

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