jueves, 18 de octubre de 2018

Esperanza ante el cáncer


Hoy me aparto un poco de la línea “digestiva” del blog, aunque en salud todo está relacionado. Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, me ha parecido que la mejor manera de apoyar y animar a tantas mujeres que lo sufren es compartir este testimonio de una mujer que lo padeció, con metástasis… y lo superó con la medicina más poderosa y natural que existe: una buena alimentación y un propósito de vida.

La entrada de hoy es una traducción del testimonio de Ruth Heindrich, tal como lo relata en la página del Doctor McDougall, y el comentario del doctor, que no tiene pérdida.

¡Hay esperanza, y mucha, ante el cáncer de mama! Y ante otros cánceres también.


Ruth Heidrich venció el cáncer y la osteoporosis cambiando su alimentación.


Tenía 47 años ¡y me consideraba una mujer muy sana! Desde los años 80 corría diariamente. Había competido en tres maratones y tomaba una dieta que me parecía muy saludable ―mucho pollo, pescado y lácteos desnatados―.

Estaba volcada en mi trabajo de logística militar. Como mujer directiva en un mundo de hombres, me estaba preparando para ocupar un alto cargo en el Pentágono. Poco sabía que dentro de mí estaba creciendo un cáncer que se alojaba en mi seno derecho. Cuando se hizo tan grande como una pelota de golf, me ingresaron para una cirugía de emergencia. Aún y así, nunca creí que se tratara de cáncer, porque me sentía muy sana. Me extirparon una sección de la mama y fue entonces cuando me dijeron que el cáncer se había extendido, no sólo por todo el pecho, sino también por los huesos y un pulmón.

Mientras me recuperaba de la operación, leí en un periódico que se estaban reclutando voluntarios para realizar un estudio sobre el cáncer y la dieta. Llamé por teléfono, me pidieron mis informes médicos y fui a visitar al doctor McDougall de inmediato. Después de que me hubo mostrado los resultados de su investigación sobre la dieta y el cáncer de mama, me convencí de que el Dr. McDougall estaba en el buen camino y abandoné su consulta convertida en una vegana con bajo consumo de grasas. También decidí renunciar a la quimioterapia, eligiendo la dieta vegana como mi única arma contra el cáncer.

Los cambios dietéticos me resultaron muy fáciles. Ya me gustaban el arroz integral, el pan integral y la avena. Simplemente tenía que añadir verduras y hortalizas para reemplazar el pollo, el pescado y los lácteos. Mi cuerpo respondió de inmediato. A la mañana siguiente descubrí que ¡había estado estreñida toda mi vida sin saberlo!

Entonces fue cuando vi por televisión el triatlón Ironman y me dije: ¡Tengo que hacerlo! Luego me di cuenta de que era una paciente de cáncer. Pero todavía me sentía sana. Pensé que esta sería una excelente forma de mostrar a todos que se podía participar en una de las competiciones más duras del mundo, el triatlón Ironman, con una dieta vegana. Así que añadí la bicicleta y la natación a mi carrera diaria y, desde que me diagnosticaron el cáncer en 1982, he completado el Ironman seis veces, he corrido 67 maratones y he ganado unos 800 trofeos, siendo nombrada como una de las diez mujeres en mejor forma de Norteamérica en 1999. Mi edad deportiva es de 32, aunque mi edad cronológica es de 67.

También comencé una licenciatura en psicología, aunque pronto descubrí que me interesaban más la dieta y el ejercicio, de modo que cambié la orientación de mis estudios y completé mi licenciatura en Nutrición y Fisiología del Deporte.

En mi familia hay un largo historial de osteoporosis, así que me hice análisis de densidad ósea y he comprobado que, desde los 47 años hasta los 64, mi densidad ósea se ha incrementado de forma significativa cada año. ¡Esto significa que con la dieta vegana obtenía suficiente calcio! También fue una agradable sorpresa descubrir que mi incipiente artritis había desaparecido, y pude dejar de tomar el medicamento (Naprosyn). Los médicos me habían dicho que tendría que tomarlo de por vida. Hoy mis articulaciones no tienen artritis, son atléticas y sigo corriendo. Así que lo tengo comprobado: correr no gasta tus articulaciones, puesto que he sido una corredora diaria durante 34 años. Y es evidente que la dieta que sigo me aporta todos los nutrientes necesarios, puesto que me he mantenido extraordinariamente sana durante los últimos veinte años.

Mis planes futuros son seguir corriendo (y ganando) carreras. Mi libro Una carrera por la vida (NY, 2000), recoge la teoría sobre cómo funcionan la dieta y el ejercicio, cómo llevarlo a la práctica y los detalles sobre cómo pasé de ser una paciente de cáncer a una atleta de triatlón que ha ganado trofeos en Japón, Nueva Zelanda, Canadá, Rusia y Estados Unidos. Con esta dieta y el programa de ejercicios creo que cualquier persona, de cualquier edad, puede evitar la mayoría de enfermedades que nos afligen: cardiovasculares, cáncer, diabetes, artritis, osteoporosis, hipertensión, obesidad, ¡incluso impotencia! Por cierto, hablando de edad, este programa también contribuye a revertir el proceso de envejecimiento.

Comentario del Dr. McDougall


Ruth Heidrich muestra las milagrosas capacidades del cuerpo con una dieta correcta, un programa de ejercicios y un entorno favorable. Sé que muchos de vosotros creéis que tenéis una enfermedad incurable. Después de 30 años de práctica médica puedo decir, sin dudarlo, que no he visto jamás a nadie que no mejore cuando cambia su dieta y adopta mi programa. Los principios son demasiado básicos como para fallar. El cambio de dieta equivale a lo que para un fumador supone dejar de fumar dos paquetes de cigarrillos al día, o para un alcohólico dejar de beber.

Ruth consiguió tres grandes beneficios gracias a una dieta sana y un programa de ejercicios: se curó de su cáncer, se curó de su artritis y revirtió la pérdida ósea. En mi libro El programa McDougall para mujeres explico con detalle los beneficios de una dieta sana y un programa de ejercicios para mujeres con cáncer de pecho. Nuestra dieta occidental es la causa más fácilmente controlable del cáncer de mama, según muchos expertos. Si lo crees así, no tiene sentido seguir arrojando gasolina al fuego. En otras palabras, si tienes un cáncer de origen alimentario el tratamiento más apropiado será un cambio en tu alimentación. En los años 80 publiqué el primer estudio sobre la terapia dietética para el cáncer de mama. En aquel entonces se me consideró un radical. Veinte años después se han publicado muchos estudios similares en las revistas más prestigiosas de medicina. La conclusión es la misma: las mujeres con cáncer de pecho que se alimentan correctamente viven más (encontrarás referencias a estos artículos en el libro).

Ruth Heidrich es una inspiración para quienes tenéis poca esperanza y muchas razones para vivir. El mayor milagro médico que puede experimentar la persona es ver cómo su cuerpo, con los alimentos y el entorno apropiados, puede curarse. No dejes pasar más tiempo: no tendrás una segunda oportunidad para vivir esta vida.

Puedes encontrar más información sobre cómo curar la artritis en mi página web: Dieta, la única esperanza para la artritis.

FUENTES:

Página del Dr. McDougall: www.drmcdougall.com
Testimonio de Ruth Heidrich: léelo aquí.
Página de Ruth Heidrich, campeona y vencedora del cáncer: http://ruthheidrich.com

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