viernes, 29 de junio de 2018

La "reina" patata



La patata es un tubérculo humilde que ha sido protagonista de toda clase de literatura. Desde salvadora de la humanidad en tiempos de hambruna, hasta villana acusada de provocar obesidad; desde alimento básico de las culturas andinas hasta proscrita de muchas dietas. Reina de muchos platos, protagonista de la inigualable tortilla española, omnipresente en estofados y platos combinados… ¿a quién no le gusta la tierna, cremosa, versátil y socorrida patata?

Aún no he conocido a nadie que diga: ¡no me gusta la patata!

Y sin embargo, ¡tienen tan mala prensa! Existe otro mito muy extendido, y es que las patatas engordan, y que su carga glicémica es muy alta y favorece la diabetes y otros trastornos. Para muchos dietistas y gurus de la salud natural son un alimento prohibido y maldito. ¿Qué hay de cierto en ello?

Soy una fan de la patata. ¡Cuántas comidas me ha salvado! Y cuánto bienestar me ha proporcionado en mis meses de recuperación digestiva. Hoy, sigue siendo un básico de mi cocina. Creo que debo comer entre medio kilo y ¾ de kilo de patatas al día. ¡Eso al año son muchas patatas!

Por cierto, comer mucha patata no engorda. No os podéis imaginar lo que me ha costado ganar peso comiendo patatas en cantidad. Lo que me ha hecho ganar el peso que necesitaba no han sido las patatas, precisamente. De modo que las personas con sobrepeso, no sufráis. Lo que engorda es lo que se suele acompañar con las patatas. Véase el ejemplo más típico: las patatas fritas. Sin freír, apenas pasan de 100 calorías por 100 gramos (el pan tiene el doble). Fritas, pasan de 400 calorías por 100 gramos. Es el aceite el que engorda, combinado con los carbohidratos de la patata. Lo mismo sucede con la deliciosa tortilla de patata. Huevo+aceite+patata es una combinación mucho más engordante que la patata sola.

Por cierto, nuestra tortilla española ha merecido hasta un poema. Leed aquí la Oda a la tortilla de patatas, del poeta José Antonio Azpeitia.

¡Deliciosa tortilla de patata! Pero ojo, que es un mix potente...


El doctor McDougall, en su libro La solución del almidón, explica que la patata es un alimento ideal y completo. Podríamos vivir comiendo sólo patatas. Es célebre el experimento que se hizo con dos jóvenes adultos, en los años 1920. Estuvieron seis meses comienzo sólo patatas. Hacían deporte, llevaban una vida activa, no pasaron hambre, no se aburrieron de la comida y al finalizar su dieta mono-patata gozaban de una salud perfecta y tenían las cantidades adecuadas de nitrógeno en su cuerpo (nitrógeno = proteína).

Si queréis leer más maravillas sobre la patata y entendéis el inglés, en este artículo podréis saber más. Da gusto leer cosas buenas sobre la comida que nos gusta, ¿verdad?

Crujientes patatas al horno, ¡mmmm!

En esta página leeréis otra historia curiosa: la de un joven obeso que no sabía qué mas probar para adelgazar (dietas, terapias, deporte…). Al final, decidió pasarse un año comiendo sólo patatas. ¡El resultado fue asombroso! Tanto que ha creado un club de fans de la patata que lo siguen y con quienes comparte sus recetas. Por supuesto, finalizado su año de prueba, decidió incorporar más variedad a su dieta. Pero consiguió su objetivo (ved las fotografías). No sólo mejoró su aspecto sino su salud y su estado de ánimo, y sin carencias nutricionales. Ahora se dedica a ayudar a otras personas con sobrepeso a recuperar su peso óptimo sin sufrir, sin pasar hambre y comiendo uno de sus alimentos favoritos.

Pegas a las patatas


La primera “pega” que la gente pone cuando lee algo así es: ¡las patatas engordan!

Respuesta (ver más arriba). No engordan. Son carbohidrato con su dosis de vitaminas, minerales, fibra y agua. No tienen apenas grasa y se digieren de maravilla. Lo que puede estropearlas es el aceite o las salsas. Cocina tus papas al vapor, hervidas, al horno, a la brasa, incluso a la sartén sin aceite (quedan torraditas y deliciosas). Combínalas con verduras o legumbres. Dales sabor con caldo vegetal, con hierbas… ¡Hay mil maneras! Nunca te cansarás de comerlas. Además, son saciantes y no te dejan con hambre ni ganas de comer más. Aquí tenéis una tabla de la composición de la patata. Veréis que tiene pocas calorías por kilo, es un alimento poco denso y con apenas grasa, de modo que se puede tomar en cantidad.

Si las comes así, con verduritas y hierbas, nunca te van a engordar.


Segunda objeción: ¡tienen un índice glucémico alto! Los obesos, diabéticos y personas con elevado azúcar en sangre no pueden tomarla.

Veamos. El índice glucémico es la capacidad que tienen los alimentos de subir el azúcar en sangre después de comerlos. La glucosa tiene un índice de 100, para que os hagáis una idea. La patata, según cómo la cocines, tiene un índice entre 85 y 100, así que, efectivamente, es alto. Pero ojo, ¡la patata no es azúcar puro! Tiene mucha agua y otros nutrientes. Los expertos en nutrición señalan que no debemos mirar tanto el índice glucémico como la carga glucémica, que es la relación entre el índice glucémico y la cantidad de carbohidratos que contienen los alimentos. La carga glucémica de la patata hervida es de 15 (se considera media, no alta). Sus carbohidratos nos dan energía y, además, tiene otros nutrientes estupendos. Por tanto, no es una amenaza para la salud. En cambio, hay alimentos con un índice glucémico bajo que son mucho más insanos y peligrosos para nuestra salud. La fructosa pura tiene un índice glicémico de 19, se añade para endulzar todo tipo de comidas envasadas y dispara los triglicéridos en sangre. Una porción de pizza con queso, un pastel o un batido de chocolate tienen un índice glucémico de 30 a 35, y nadie diría que son mejores para la salud cardiovascular que una inocente patata hervida, ¿no? En esta entrada de Fitness revolucionario lo explican muy bien.

Puré de patatas, ¡alimento de campeones! Y excelente papilla para los bebés.


Una tercera pega más “técnica” puede ser que los entendidos en nutrición te digan: tiene alcaloides y lectinas. Puede causar inflamación y daños neurológicos en tu organismo. ¡Qué miedo!

Los alcaloides son compuestos químicos presentes en muchas plantas. La cafeína, la nicotina, la morfina y la cocaína son los alcaloides más conocidos. Tienen efectos psicoactivos, ya sean estimulantes o calmantes. Y es cierto, en grandes cantidades pueden ser muy tóxicos. Hay alcaloides en la mayoría de grupos de vegetales, entre ellos las solanáceas (patata, pimiento, berenjena, tomate…) El alcaloide de la patata es la solanina. Pero en la cantidad presente en el tubérculo, tomando dosis razonables, no supone una amenaza. Tendríamos que comer kilos y kilos de patata para sentir sus efectos negativos.

El consejo es pelar bien las patatas (los alcaloides están sobre todo en la piel y en las hojas) y evitar las viejas, dañadas, verdosas o con parásitos, porque pueden tener cantidades mayores de alcaloides. Y, por supuesto, hervirlas o cocinarlas bien, pues el calor destruye o degrada los alcaloides. Hay personas más sensibles a estos componentes. Si es tu caso, o si notas que al tomarlas sientes molestias digestivas o de otro tipo, simplemente deja de comerlas o reduce la cantidad. Lástima, pero es así: cuando hay intolerancias, la mejor solución es la abstinencia.

Las lectinas son un tipo de proteína presente en muchos vegetales (sobre todo cereales y legumbres) que también pueden dar problemas a algunas personas. Un día hablaré de ellas porque generan mucha polémica y todavía no se ha dicho la última palabra sobre su función en los organismos vivos. La presencia de lectinas en la patata no es peligrosa porque con la cocción la mayor parte se eliminan.

Conclusión


Si te gusta la patata, ¡recurre a ella! Es un alimento suave, nutritivo y muy confortable para el sistema digestivo. Tendrás la certeza de comer algo que te sienta bien y te da energía. Un mimo para tus intestinos. Y, si te gustan las ensaladas de patata fría, debes saber que generan un tipo de fibra que es buenísima para tus bacterias intestinales, tal como explica Giulia Enders en su libro La digestión es la cuestión.

Ya lo sabes, ¡viva la rica patata! Eso sí, que no sean fritas, ni con mayonesa. J

Rica ensalada de patata, ¡un plato ideal para el verano!

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