Suzanne Powell, una conocida nutricionista famosa por sus libros
y sus charlas sobre sanación energética, explica en sus conferencias una bonita
anécdota. En Hiroshima, tras la explosión de la bomba atómica, sólo quedaron en
pie dos hospitales. Uno era “de ricos”, por así decir, el otro era un hospital
“pobre” regentado por unas monjitas. Resultó que los enfermos y heridos
atendidos en el hospital rico morían o tardaban mucho en recuperarse; los
enfermos acogidos en el de las monjas se recuperaban mucho mejor y en menos
tiempo. ¿Cuál era el secreto? El hospital más pudiente daba de comer a sus
pacientes lo mejor que podía, incluyendo carne y lácteos. Las monjas, que
apenas tenían recursos, sólo les daban tazones de arroz integral hervido.
¡Aquel arroz, tan nutritivo, fue sanador!
Un cereal para todos
El arroz, como la patata,
es uno de los almidones más populares y el segundo cereal más consumido del
mundo (el primero es el maíz). A casi todo el mundo le gusta el arroz, ya sea
en paella, como risotto, en caldo o con leche (¡mmmm!). Permite mil variantes y
acompañamientos sabrosos. El arroz, además, es una “comida de enfermo”. Cuando
estamos mal de vientre, un arrocito blanco, caldoso, con un poquito de cebolla,
laurel o tomillo, nos sienta de maravilla. El arroz aporta energía, calor y
nutrientes, y es fácil de digerir. No contiene gluten, es apto para celíacos y
personas con intolerancia al trigo. Muchas personas que tienen problemas con
otros cereales pueden asimilar perfectamente el arroz. Si tienes problemas
digestivos, no será ningún problema que tomes arroz a diario, si te sienta
bien, acompañado de unas verduras, alguna semilla y, si puedes, legumbres. Habréis
oído que la combinación arroz-legumbre aporta proteínas completas muy
asimilables para nuestro organismo. El doctor Shinya, autor de La
enzima prodigiosa,
asegura que él toma arroz integral a diario y ha pasado más de treinta años sin
sufrir enfermedad alguna.
Delicioso arroz con verduras
Si tenéis curiosidad, en este enlace encontraréis las propiedades nutricionales del
arroz. Rico en vitaminas del grupo B, magnesio y otros minerales… ¡tiene hasta
omega 3! ¿Lo sabíais?
Pensad en las culturas
del arroz: China, India, Japón, muchos países de oriente… Durante siglos se han
alimentado a base de este cereal, que ha sido el pilar de sus civilizaciones.
Hasta hace unas décadas eran gente esbelta, fuerte y sana (en general), a salvo
de muchas enfermedades típicas en occidente. Ahora que el Kentucky Fried
Chicken, la cocacola y las pizzas han llegado a oriente, las cosas están
cambiando y estos países, que comían tan sano, están sufriendo una epidemia de
obesidad, diabetes, cáncer y problemas cardiovasculares. ¿Por qué será?
El arroz más "salvaje" (tiene un gran sabor, ideal combinado con otros arroces).
Algunas precauciones
El arroz blanco es riquísimo y súper digestivo. Como es almidón puro,
no tiene fibra alguna, se asimila prácticamente todo en el intestino delgado. O
sea que aporta energía pura al cuerpo. Ideal para flacos, enfermos y personas
aquejadas de cólicos: corta la diarrea en cuestión de horas.
Ahora bien, para tomar
con regularidad, es mucho mejor el arroz
integral, que lleva su fibra natural y muchos más nutrientes. Los arroces
integrales son ricos en proteínas y, combinados con verduras y legumbres,
forman un plato completo.
Si no sufres cólicos, ¡mejor integral!
La popular paella, que junta arroz con verduras, carne, pescado y
marisco, rociado todo con buen aceite, es una combinación muy potente, pero
debo avisarte: para estómagos delicados es una bomba. Si tienes problemas
digestivos, evita mezclar arroz con “bichos” y aceite, es como zamparte una
ración de patatas fritas o churros (nada suave para tu tripa, y un atentado
para tu hígado).
En lugar de la paella
clásica, puedes probar una estupenda paella de verduras, y aún mejor si es un
arroz caldoso o un risotto, sin nata y
sin sofritos. Utiliza caldo en vez de aceite como base. ¿Quieres un arroz
negro “auténtico”, con sabor a marisco? Prueba un arroz cremoso aliñado con
alga spirulina o clorela. ¡Hasta tiene el color!
¡Nuestra querida paella! (¿Dónde está el arroz?)
Otra cautela con el arroz,
algo que se ha difundido mucho en los medios, es la presencia de arsénico. El arsénico forma parte de
algunos pesticidas que se usan en agricultura y en ganadería. Los suelos de
algunos países, por desgracia, están muy contaminados de este compuesto, aunque
ya se ha prohibido en muchos lugares y parece que en España no es un problema
grave (dicen). No se usa en las plantas, pero sí en los fármacos que les dan a
los animales de granja, y los purines de las granjas, contaminados de arsénico,
siempre acaban yendo a parar a ríos y campos. La solución es lavar el arroz todo lo que puedas, antes de cocinarlo. Mejor si lo
dejas en remojo por la noche, con mucha agua. Dale al menos tres aguas, y
escúrrelo bien. En este artículo podréis ampliar información si queréis.
Arroz con leche, ¡postre irresistible!
Si necesitas ganar peso, una combinación que te hará
ganar kilos a velocidad es el arroz con leche. Si no tomas leche de vaca, se puede hacer igual
de rico con leches vegetales de lo que quieras (arroz, almendra, soja o avena).
Por el contrario, si
necesitas perder unos kilitos, el arroz no te perjudicará si lo tomas sin grasa
añadida, sin carne ni marisco. Con verduras y hierbas puede ayudarte a
recuperar la esbeltez.
La dieta del arroz
Algunas personas pueden
objetar que el arroz tiene un índice glucémico alto y que no es apto para
personas con problemas de peso o diabetes. Bueno, os explicaré brevemente la
historia del doctor Walter Kempner y su dieta del arroz (el
doctor McDougall la explica mejor en su página). Este médico alemán, emigrado a los Estados Unidos,
desarrolló una terapia para obesos, hipertensos y diabéticos basada en la
alimentación. ¿Cómo los curaba? A base de arroz blanco y compota, ¡tal como lo
oís! Los pacientes se curaban, adelgazaban y se encontraban de maravilla. La
dieta del arroz fue avalada por la Universidad de Duke hasta los años 70. Los
seguidores del doctor Kempner continúan ofreciéndola en los USA hasta el día de
hoy.
Arroz a la cubana: uno de mis platos favoritos cuando era niña
(y sí, otra "bomba alimentaria")
Un arroz curativo
Para terminar, comparto
con vosotros la receta de una amiga que me dio un día que estaba invitada a
comer a su casa… ¡y sufría uno de mis cólicos intestinales! Me hizo un arrocito
dulce y delicioso, que me sentó de maravilla. Tomad nota:
- 1 vaso de arroz blanco.
- 1 rama de canela.
- 1 rayadura de medio limón.
- 1 manzana troceada a cuartos o a octavos.
- 4 vasos de agua.
Pon a
hervir el arroz y los demás ingredientes en el agua, unos 20 minutos a fuego
lento, o hasta que esté caldoso. Si te gusta muy cremoso, puede hervir más
tiempo. Déjalo enfriar y cómelo tibio o a temperatura ambiente. Es un buen
alimento para esos días en que te encuentras mal y no te apetece nada más… La
manzana y la canela tienen propiedades curativas y nutricionales, y le añaden
un toque de sabor estupendo.
Arroz + manzana + canela = ¡delicia curativa!
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