Eso sí, si tienes problemas digestivos,
¡olvídate del deporte durante la digestión! El mejor ejercicio después de
comer, o si estás sintiendo molestias digestivas, te lo aseguro, es el sofá.
Busca una postura cómoda, arrebújate, relájate y espera a que la comida “baje”
y te sientas mejor. Después de una comilona familiar o festiva, lo mismo. Entre
mi familia llamamos “boítis” al sindrome de languidez, pesadez y somnolencia
que suele dar después de un opíparo banquete. La palabra, como podéis imaginar,
viene de “boa”. Cuando te sientes como una boa constrictor después de tragarse
una gacela, lo mejor es apoltronaret en un buen sofá.
Dicho esto, hay algunos ejercicios y deportes
que favorecen la digestión y tonifican los órganos digestivos. Te voy a hablar
de tres.
1.
Caminar: el ejercicio universal y más
recomendable para todo ser humano. Somos seres andantes, diseñados para caminar
varias horas cada día. Camina cuanto puedas, a paso ligero y a zancadas, mejor
que a pequeños pasitos, si puedes. Además de tonificar piernas y glúteos,
activará tus intestinos y tu proceso digestivo. Si subes montañas o cuestas arriba,
es genial para el estreñimiento.
2.
Correr, si estás en forma y puedes hacerlo sin
riesgo. Hazlo siempre en ayunas, bebe sólo agua o algún zumo antes y después,
por supuesto. Correr tiene los beneficios del caminar, aumentados. Pero vigila
si tienes problemas de rodillas o espalda, si es así, mejor caminar. Y si
tienes el estómago revuelto, correr no hará más que empeorar las cosas.
3.
Yoga. El yoga tiene algunas posturas que son
especialmente buenas para estirar el cuerpo y tonificar la zona abdominal y los
órganos internos, entre ellos nuestras queridas tripas. Voy a explicarte
algunas de estas, ilustradas con fotografías. Puedes bajarte por Youtube
infinidad de videos y tutoriales para aprender a hacerlas bien. Con el yoga, si
eres novato, ve con cuidado. Haz lo que puedas sin forzarte ni hacerte daño.
Poco a poco irás desarrollando más flexibilidad. La clave con el yoga es: respirar hondo tal como
te indica el monitor, e ir muy, muy despacio. Son movimientos potentes, pero
deben ejecutarse con suavidad. ¡Sentirás los resultados muy pronto! Recuerdo que cuando empecé a hacer yoga,
siendo muy jovencita, el primer día que hice cierta torsión de cintura fue
increíble. Sentí una sensación de liberación y bienestar en el tronco y el
abdomen que jamás había experimentado. Fue como romper un grueso cinturón o una
cadena. Al regresar a la postura inicial, os aseguro que podía sentir cómo mis
carnes “respiraban” y se llenaban de sangre y oxígeno. ¡Una delicia!
Algunas posturas de yoga súper digestivas
En general, todas las posiciones que implican
doblar, girar o torcer la cintura y el tronco son estupendas para la digestión.
El estiramiento muscular hace un masaje interno a las vísceras, y esto va de
maravilla.
Para no liaros, daré los nombres de las
posturas en español.
En esta página encontraréis todas las posturas
o asanas, y cómo realizarlas.
Gato – vaca
Dos posturas estupendas para empezar. Ponte a
cuatro patas y encorva la espalda como un gato, metiendo la cabeza entre los
hombros, cuanto puedas. Regresa a la postura a cuatro patas normal, con la
espalda recta.
La vaca consiste en arquear la espalda al
revés, sacando pecho, mirando al frente y hundiendo las lumbares hacia abajo.
Puedes alternar ambas posturas en un
movimiento ondulatorio, suave y profundo. Inhala cuando haces la vaca, exhala
cuando te arqueas como un gato. Esta serie es un auténtico masaje de espalda,
muy relajante y también estupenda para “acariciar” tu vientre.
El niño
Ahora, arrodíllate, siéntate sobre los talones
e inclina el dorso hacia adelante, hasta tocar con la frente el suelo, si
puedes. Reposa en esta posición. Es un estiramiento total de espalda, un mimo
para tus vértebras, y tu caja torácica se recoloca, con todos los órganos
digestivos en su lugar. Si te encuentras cómodo, puedes permanecer en esta
posición de descanso todo el tiempo que quieras. Siente cómo la cabeza reposa
en el suelo y tu cuello y columna se alargan.
La pinza
Siéntate en el suelo con las piernas juntas y
estiradas, e intenta alargar el tronco hacia adelante, llevando las manos hasta
los pies. Si no llegas, estira hasta donde puedas (rodillas, media pierna). Aguanta
la postura durante diez respiraciones, largas y profundas. Y más tiempo, si
puedes. Este es otro ejercicio genial porque estira toda tu cadena muscular posterior,
la que siempre está contraída y tensa. Cuesta, pero es buenísimo para todo el
cuerpo ―y también para tu digestión―.
Torsión lateral
Sentado en el suelo, con las piernas estiradas
o cruzadas, pasa una rodilla por encima de la otra y gira el tronco hacia el
lado contrario (¡mira la foto para no liarte!). Repite del otro lado. Existen
algunas variantes de este ejercicio, haz la que puedas y en la que te sientas
menos incómodo. Este ejercicio de cintura hace un masaje total a la cavidad
abdominal, ¡uno de los mejores!
Torsión lateral completa.
Torsión con la pierna estirada (más fácil).
El perro
Colócate a cuatro patas y luego ve estirando las piernas empujando hacia atrás y formando un triángulo con tu tronco y brazos. Mira
bien la imagen. Esta posición es una de las fundamentales del yoga porque es
muy completa: estira brazos, piernas, espalda y tonifica el abdomen. Tiene muchos
beneficios. Si puedes, mantenla durante cinco o diez respiraciones profundas y
lentas.
Verás que quizás te cueste tocar con los
talones en el suelo; no importa. Lo importante es mantener los brazos, la
espalda y las piernas estirados. Mira bien algún vídeo tutorial para aprenderla
y no hacerte daño.
Pinza de pie
Puedes acabar la sesión con la pinza de pie,
con las piernas separadas a la altura de los hombros y abrazando tus piernas o
tobillos, todo lo más abajo que puedas. ¡Ideal si logras posar tus palmas en el
suelo, como en la foto!
La pinza completa.
Versión suave (la que casi todos podemos hacer...)
Puedes acabar la sesión sentado en
la postura del loto, o con las piernas cruzadas, o como te sea cómodo, respirando
diez veces honda y lentamente.
O, si lo prefieres, puedes terminar estirado en
el suelo (mejor sobre una esterilla o alfombra blandita), con las manos
abiertas hacia el cielo y las piernas estiradas con los pies un poco abiertos. Relájate
totalmente y siente tu cuerpo mientras respiras. Regálate este pequeño descanso.
Y, como dicen los monitores de yoga, da las
gracias por poder hacer esta práctica, siéntete agradecido por tu cuerpo que es
capaz de cosas tan maravillosas como moverse, estirarse, doblarse... ¡y hacer
la digestión! Dirígete alguna frase bonita y motivadora. ¡Mímate!
Mis profes favoritas
Estas son mis “profesoras” de yoga favoritas on line.
Xuan Lan,
tiene libro y videos en español, es fantástica enseñando y un encanto. En su página
accederás a su canal de vídeo, con muchísimas sesiones de todo tipo y duración.
Brett
Larkin (en inglés), excelente y motivadora, sus sesiones te dejan genial y
explica muy bien cada postura. Aquí tienes un montón
de sesiones a elegir. Y este
es su canal de Youtube.
Jen Hillman (en inglés), me encanta por su
dulzura y su buen humor. Disfrutas cada sesión a fondo, y ejercitas mucho más
de lo que parece (he acabado con agujetas después de alguna de sus sesiones,
¡lo prometo!). Aquí tienes todos
sus videos de yoga en el canal Psychetruth.
Por supuesto, hay muchas opciones más. Encontraréis
miles de vídeos y clases de yoga en la Red. Aunque, si nunca lo habéis
practicado, recomiendo empezar muy despacito, o ir a un gimnasio o centro de
yoga para aprender bien y con supervisión, pues algunas posturas pueden ser dañinas
para personas con ciertos problemas. Estas que he recomendado hoy son inocuas y
prácticamente aptas para todo el mundo, salvo quizás el perro.
¡Disfrutad de vuestro ejercicio! ¡Sentíos
bien!
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