Hay la creencia bastante extendida que los
alimentos con mucha fibra no se digieren muy bien. Algunas personas dicen que
les irrita el estómago o el intestino, o les producen gases, y no les ayudan a
evacuar mejor.
Veamos las objeciones. En primer lugar, la
fibra no se digiere nunca. Es
celulosa, fibra vegetal de las plantas que nuestro sistema digestivo no
asimila. Pero sí es útil para arrastrar el bolo alimenticio y retener agua en
las heces. Luego, nuestras amigas las bacterias del colon sí pueden digerir
parte de la fibra, convirtiéndola en nutrientes y sustancias muy beneficiosas,
como hemos visto. Por tanto, la fibra no tiene que digerirse, simplemente tiene
que pasar por nuestro tubo digestivo.
En segundo lugar, la fibra en su forma natural
viene envuelta en agua, azúcares, minerales y otros nutrientes: por ejemplo, una manzana,
unas espinacas, un boniato. No tenemos por qué tomar fibra sola, separada
artificialmente, como las cáscaras, el salvado y otros preparados dietéticos
que saben a madera y papel. Ese tipo de fibra, si no se toma con mucha agua o
líquido, puede provocar un auténtico atasco en nuestros intestino, empeorando
la situación.
En tercer lugar, ¿qué es tomar mucha fibra? Ya
vemos que no se trata de tomar dos kiwis y cuatro hojas de lechuga, o unas
galletas con Allbran. Mucha fibra es tomar no menos de un kilo (o dos) de
alimento vegetal al día. Con eso, ya sean fruta, patatas, judías, arroz
integral o zanahoria, tenemos la fibra suficiente como para que nuestro
intestino fluya. Sí, hasta la patata
de siempre ayuda. Hasta una simple y rica manzana ayuda.
Pero es cierto que la comida cruda es difícil
de digerir para personas con estómagos e intestinos delicados. Esta ha sido mi
experiencia. Durante años me alimenté con muchas ensaladas y alimentos crudos,
y esto dañó mi intestino. Ahora lo tomo casi todo cocido (salvo la fruta) y me
sienta mucho mejor. He sustituido las enormes ensaladas por platos de patata y
verdura y ¡todo va mucho mejor!
¿Y los gases? Pues sí, los alimentos fibrosos
producen gases. Es algo totalmente natural. ¡Los animales herbívoros sueltan
mucho gas a la atmósfera! Pero son gases que, salvo alguna intolerancia o
problema, no suelen oler. (Excepción, los gases sulfurosos de ajos, cebollas y
plantas de la familia). Las ventosidades apestosas vienen de las proteínas
descompuestas y podridas (carnes, huevos y pescados y derivados de la leche).
De modo que si os hincháis un poco y podéis soltar el gas de manera discreta,
no hay más problema. Una buena caminata os ayudará.
Voy a daros cinco ejemplos de alimentos muy
fibrosos, muy digestivos y cargados de nutrientes que seguro que os gustarán,
os sentarán bien y os ayudarán a evacuar de maravilla. Olvidaos de las
pastillas, Allbran y cáscaras y tomad alguno de estos alimentos, si no a
diario, cada dos o tres días.
- La papaya. Fruta digestiva, cargada de enzimas, con muchas vitaminas (sobre todo la A, regeneradora de tejidos y piel). Toma un batido de fruta con papaya y no esperarás mucho antes de tener que ir al “señor Roca”.
- Espárragos trigueros. Deliciosos, una de las verduras más antioxidantes y con más valor proteínico (sí, he dicho “proteína”). Hazlos al dente y cómetelos como quieras: en tortilla, con arroz integral, con patata, solos o acompañados. Cómete un buen plato (no cuatro o cinco, sino un manojo entero, al menos) y verás el resultado.
- Higos. Si te gustan crudos, genial. Si no (como es mi caso), tómalos secos (mejor sin harina) o confitados. Unos seis al día, como tentempié, con yogur, como desayuno o merienda, como quieras. Mejor no mezclarlos con una comida de postre, porque son muy dulces. Los higos son ricos en calcio, hierro, vitaminas, minerales y montones de fibra. ¡Lo notarás!
- Boniatos. Deliciosos: como parte de una comida, como postre o entre horas. Yo los tomo en rodajas, hechos al horno, y espolvoreados con canela. ¡Mejor que un pastel! El boniato tiene más fibra que la patata, carotenos, potasio, magnesio... una bomba alimenticia. Si te gustan, no te prives de ellos.
- Alforfón. O trigo sarraceno. No es un cereal, aunque lo parece, sino una semilla a medio camino entre grano y legumbre. No tiene gluten, así que es perfecto para personas celíacas o con problemas para digerir el trigo. Se cuece más rápido que el arroz y se puede preparar igual que este: con verduras, en caldo, cremoso... Tiene un sabor tostado agradable y una textura como de gel. ¡Eso es la fibra! Una fibra suave que se desliza por nuestro intestino, da confort a la tripita y nos beneficia mucho. Además, el alforfón contiene los veinte aminoácidos esenciales que necesitamos los humanos, y es rico en vitaminas del grupo B, minerales y otros nutrientes. Un alimento básico completo, rico y sano.
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